miércoles, diciembre 27, 2006

Melodía

Ella no se dio cuenta, pero él la miraba cada tarde, mientras regaba las plantas, le daba de comer a los pájaros y cantaba alguna melodía de juventud,
que a su vez él tarareaba casi en un susurro.
No sabía bien qué era,
pero sabía que un halo de magia e incertidumbre
le atraía de ese ritual que se daba a pocos "metros-aire",
en el balcón de enfrente de esta caótica ciudad.
Maldecía los días de lluvia,
porque significaban que ella no cumpliría su parte de esta sociedad anónima que había compuesto...uno solo.
Un día él creyó que ella le devolvió la mirada, pero era pura ilusión.
Alguna vez compartió un sueño en alguna noche fatigosa y hasta le inventó un nombre, con nombre de viento.
Se preguntaba qué sería lo que pasaba en él, al que nada le pasaba.
Los días le parecían más cortos, o más largos,
o que no le importaba el tiempo,
si ella no salía al balcón.
Tomó coraje, decisión o irresponsabilidad
y salió a decirle lo que sentía
cuando la observaba, y más allá también.
Ella lo escuchó, pero no lo pudo ver,
porque de echo ella no veía.
Por el tono de su voz se dio cuenta de la
desilusión de él.
Entonces ensayó una excusa casi infantil,
para que él se fuera.
Los papeles habían cambiado y cada uno,
a su manera, lo lamentaba.
Ella por él y él por ella.
Los días pasaron, pero los pensamientos
y las sensaciones continuaban firmes.
No quería tirar la toalla y hacía rato que no la escuchaba,
ni a ella, ni a los canarios.
Pertinaz, insistió una vez más, pero no respondía.
Averiguando supo que ella se había mudado,
al interior del país, al campo, cree.
No volvió a ser el mismo. Ella tampoco.
Aún se siguen pensando, con la almohada de al lado vacía.

jueves, octubre 26, 2006

Inigualable

Compartir un café,
la mirada de cada mañana,
el olor a su piel,
todo es más de lo que pedí.
Su caricia tenue, con la luz apagada.
La terrible sensación de sentir,
y esa estrella que creamos
en una galaxia infinita.
Algún día, solo un día
te diré que te amo.
Una noche, solo una noche
tú me dirás que sí.
Las palabras salen suave de su boca
como la lágrima de emoción
y el grito ahogado,
pura pasión.
Desde algún punto remoto
supimos que nadie,
de la nada misma...
es todo.
Tal vez, solo tal vez
puedas tomar mi mano, y dejarte llevar
Será un momento inigualable,
como aquella primera vez.

sábado, octubre 07, 2006

Encuentro

Ellos parecían los mismos, pero sin embargo eran distintos.
El tiempo había impactado en sus rostros y sus almas.
Los mismos ojos, distinta mirada.
El corte de pelo idéntico, aunque las ideas variaron como la moda.
Los labios algo más curtidos, las palabras habían cambiado.
Se sentaron uno frente al otro sin decir nada.
Se observaron, se analizaron y hasta se desearon con igual intensidad.
"¿Tus cosas?", preguntó él, tratando de abrir el juego.
"Bien", dijo ella y retrucó: "¿Las tuyas?".
"Ahí", contestó él dando a entender que sin ella al lado nada era lo mismo.
Pidieron un café cada uno, dejando que los recuerdos aparecieran al revolver la cuchara en la taza.
Se dieron cuenta que el encuentro lo deseaban, pero se les volvía una carga, un teorema que no podían descifrar.
"¿Qué hacemos con todo?", le comentó él mientras sorbía el café.
"No sé, es difícil. Pero nada puede ser igual", agregó ella y echo una mirada por la ventana, a una ciudad enrarecida bajo un sol de agosto, inusual visitante en el cono sur.
"¿Y si probamos una vez más?", pidió él.
"¿Para qué?", lo frenó ella.
El silencio volvió a dominar la escena. Como si el tiempo se hubiera detenido y todo se debiera recapitular.
Casi sin querer pensaron lo mismo, en realidad, recordaron lo mismo.
Aquella cabaña en pleno bosque en un fin de semana de "escape", para mimarse, conocerse y sentirse.
La rotura de un vaso y la bandeja contra el piso los trajo a la realidad.
Ella movió la cabeza en señal de negación y él sintió que no había dado todo, como casi siempre.
"Vos no vas a cambiar y yo ya estoy cansada de intentarlo. No vas a modificar tu situación y segundas partes nunca fueron buenas", dijo ella casi sin respirar.
Solo esbozo un tibio "pero yo...", cuando ella le pidió con la mano que no intente un sermón convencedor.
Le tiró un beso al aire como al pasar y abandonó el bar apretando los dientes, arrojando el billete sobre la mesa, como si fuera la rúbrica de una sentencia.
Volvió a echar la vista por la ventana, a la misma ciudad que se le presentaba nubosa por una lágrima rebelde que no obstante ella contuvo.
Tomó aire y se dijo para sí: "Ya está". Luego de mucho tiempo se sintió aliviada.

sábado, septiembre 23, 2006

Camino


Estaba con ganas de saltar al vacío. Dar una vuelta de página con todas las letras, pero con el horizonte infinito como mudo compañero del destino.
Siempre pecó de dejadez, de autoconvencimiento. Pero ahora la decisión estaba tomada, se hizo mella en su alma.
No tenía muy en claro qué rumbo iba a tomar o si era el adecuado.
Extendió las velas de su alma y dejó que el viento decidiera por él.
No buscaba recuperar el tiempo perdido, porque nunca tuvo tiempo.
Quería ser el muchacho de la película, justo él que era corto de todo.
Trató de buscar el origen de este repentino y grato viaje en su modo de pensar.
Reflexionó, se autoanalizó y hasta se convenció.
En todos los casos llegó al mismo lugar.
Era su sonrisa, su mirada, su caricia. Obvio, no los de él, sino todo lo de ella.
Tenía un aire diferente, placentero. Era la brisa de verano, esa que con el solo pasar saciaba toda necesidad. La bocanada de aire. Sus renovadas ganas de vivir.
Tomaba mil formas cuando estaba con ella.
Se envalentonaba. Quería y era capaz de conseguir lo inalcanzable. Una estrella, un pedazo de nube, detener todas las guerras con una sola palabra.
Graficaba con una mirada al aire su manera de pensar. Buscaba más allá de su conciencia y razón para saber si había tenido otro momento similar tiempo atrás y sólo podía tocar la nada.
Se transportó a un camino en cualquier bosque perdido, sacado de algún cuadro, de una poesía nacida de una desesperanza y en ese instante agradeció poder tener esas sensaciones y los pies sobre la tierra y su mano cerca, para tomarla y caminar juntos.

Amar


"Querer no es amar, y yo te amo", le dijo ella a modo de breve despedida, temporaria, pero significativa como para hacerlo pensar, reflexionar y sentir que las palabras nos hacen prisioneros, cuando unos piensan que son aliadas.
El ómnibus la sacaba de la gran ciudad, a un pueblo prestado, donde se sentía a gusto, pese a los kilómetros que la separaban de él.
Se preguntaba si la extrañaría, si las noches para él eran los mismo sin el roce de sus pies, sin la mirada atenta en la madrugada, sin el "buenos días" de todos los días.
Le dijo más de una vez lo que sentía. Los cambios producidos en el último tiempo. Desnudó parte de su alma, se mostró tal cual era.
Para ella también los desafíos eran muchos, las variaciones continuas y los pensamientos constantes.
¿Se podría ser la misma que un día pateó el tablero y construyó su destino cerca de la Cordillera?.
Quería ser fuerte y creer, apostar a un pleno de felicidad pese a todo, con las diferentes formas que tiene el amor de presentarse.
Cada ocasión era propicia para hacer de todo un sueño, una utopía, la razón de vivir, y se quedó dormida con una sonrisa.

sábado, septiembre 16, 2006

Superficie















Un viaje al centro de la tierra, más allá de la razón.
Sin paisajes, monótono, con algunas curvas y ese sueño de salir.
Ruido, apretujones, la mano que la sostiene en un punto de la travesía.
Alguien pide ver el sol ante tanto gris.
La puerta la acerca a él, en un encuentro impensado, pero deseado durante días, a la misma hora , en el mismo andén y vagón.
Sin embargo hoy es diferente, quedaron frente a frente. Debe ser el "tránsito" pesado de los viajeros.
Cruzaron sus miradas profundas, agudas, de inspección, de ternura.
El vaivén los hacía tocarse sin tocarse, sentir las respiraciones y jugar con ese mechón que a ella le tapa el ojo izquierdo modificando su geografía facial y haciéndola aún más inquietante para una modesta vida que él llevaba, sin más sobresaltos que el regreso a su casa, donde una cama estaba vacía desde hacía tiempo y el calefón funcionaba a veces.
En un momento, doblando una avenida ella lo pisó sin querer y sus ojos le pidieron disculpas.
El aguantó el profundo dolor, el taco había llegado hasta el alma y con una sonrisa le dio a entender que todo estaba ok.
Hubiera querido decirle muchas cosas, pero su ultratimidez siempre era un freno para sus pensamientos.
Ella sin verlo lo espiaba, había algo que la inquietaba y se sentía extraña.
"Debe ser mi imaginación", se convenció y trató de pensar en qué cenaría.
Se le hacía largo el viaje, pese a que era menos de media hora.
El estaba feliz así y quería seguir así hasta la estratósfera y de ser posible hasta el sol.
Finalmente, la orda los separó.
Fue en un abrir y cerrar de ojos que él la perdió.
No obstante descendió y la siguió por escaleras y pasillos, hasta que no pudo más y se quedó viendo la letanía de azulejos, de pasos rápidos, de vértigo, de la inanición de amor que arrastraba.
Echó una bocanada de aire tratando de recobrar algo que había perdido y le dejó unas monedas al guitarrista, pseudo-compositor, y subió a la superficie, para sentir el aire.

Sinceridad


La sinceridad a veces suele ser cruel.
Desnudar el alma es más riesgoso que sacarse la ropa.
Pero la juventud no mide consecuencias, actúa y pide a gritos más agua para saciar su sed
En algún punto de las vidas se muestran las miserias, pero también las enseñanzas, sean estas tristes o alegres.
Se puede crecer de mil maneras, desde el placer o la desilusión. Se dijo, casi como en un monólogo.
Pensó en un momento en querer dar el paso, abrir el corazón, aunque la duda acribillaba su base, mostraba inseguridades y acrecentaba las falencias.
Un traje prestado, una noche ideal de abril, fueron el condimento perfecto.
Un poco de alcohol y las bucólicas estrellas tramaron un guión no buscado.
No lo pudo evitar. No lo quiso evitar.
Fue a fondo, clavó el cuchillo, se jugó un pleno con la última ficha a disposición.
"No va más !", se escuchó por el pasillo y le confesó sus sentimientos, prólogo de una cicatriz.
Un beso al pasar, entre confusión y agradecimiento fue una respuesta inesperada a palabras que nunca llegaron.
La vio pasar en brazos de otro. No derramó lágrimas, aunque esperaba que alguien le comente qué número había salido, ya por una vez más había ganado la banca.
Comprendió algunos poemas e historias de amor, desilusión y esperanzas que cierta vez creyó haber leído.
Se había hecho hombre, y se dijo "qué se le va a hacer?".

sábado, agosto 26, 2006

Sabores


Resopla una vez más, ya perdió la cuenta de cuantas veces lo había hecho. Mira para ambos lados de la calle, desolada, fría, sin gente y con una humedad que pega todo, hasta el alma en el espíritu.
De su campera saca un caramelo añejado, lo desenvuelve y comienza a saborear un gusto a pasado.
Tiene miles de interrogantes en la cabeza y solo un puñado de respuestas. A lo lejos la luz del alumbrado público le indica un camino sin retorno.
Recuerda sus momentos de gloria, de éxito de los "amigos" y de ese trago que lo hacía importante: "Martini seco, con una aceituna".
Ya nada es lo que era, ni siquiera él mismo, porque la erosión eólica lo había desarticulado, sin dejarle siquiera su vergüenza.
Lo bueno o lo malo, quizás, era que no bajaba los brazos, la peleaba, aunque casi siempre perdía por nocaut.
Se atreve a cruzar la calle jugando con el empedrado y esa vías de tranvía que siguen ahí, como un testigo sin voz ni voto, pero con esos ojos que todo lo ven.
Mira la reja de la casa de ella. Un estilo barroco de cierto artista del siglo pasado, cuando su familia también quería abrirse paso.
En un instante rememora que fue allí donde ganó su primer beso, su primera cachetada y su segundo beso, todo en fracción de segundos.
Por un momento el presente se le fugaba y se veia siendo un joven de pelo largo, con pantalones anchos y un aire de revolución.
Escupe el caramelo añejado, deja que el aire invada sus conductos y saca esa hoja que se posó en su hombro tras caer del árbol de la vereda.
Su dedo índice tiembla, suda, duda. Su mente pasa imágenes a mil por hora, como si él pudiera dicernir algo.
Cuando por fin estaba por tocar el ansiado llamador, una luz se prende en el pallier. Retrocede unos pasos y la ve salir a ella.
El tiempo no había pasado ni siquiera una mañana, lucía igual. Su pelo largo, moreno, rebelde. El paso seguro y preciso, pero a la vez tierno y cautivante.
Ella le preguntó a quién buscaba y se dio cuenta que no lo había reconocido. Se avergonzó. Se preguntó si había cambiado tanto en estos 20 años en que la distancia, los caminos, las desaveniencias y los halagos lo hicieron un hombre, ya no un adolescente.
Preguntó por un doctor de apellido ininteligible, rogando que ella dijera que allí no vivía.
Fueron miles de cosas las que pensaba en tan poco tiempo que no escuchó la negativa de ella, que cruzó delante de él cerrando la puerta tras de sí y llevándose el beso y la bofetada a otro destino.

miércoles, agosto 23, 2006

Releo


Leo. Me releo y no puedo dejar de sentir lo mismo. Suena reiterativo, lo sé, pero también sé que por más que intento, y mucho esfuerzo no hago, evito olvidarte.
Pero si estás acá, en cada pedazo de este lápiz que escribe sobre una hoja blanca, desafiante, compañera de un viaje hacia el interior, mi interior.
Nada puede ser terminante, tu palabra me transporta al momento de sentimientos, de ese piano que se mueve al compás de un jazz inventado o al bandoneón que se abre como tus labios para entregarme un beso sin prejuicios.
Todo está igual. El paquete de cigarrillos donde lo dejaste, junto a la chimenea. Tus zapatos apenas asoman por debajo de la cama, esa en la que no estás, que solo dejaste por un momento, con olor a profundidad, sensación de complemento perfecto, como un puzzle que comenzó a armarse lentamente y hoy nadie nota la diferencia con aquél cuadro renacentista.
El brillo de tus ojos es inconfundible, como si nada pudiera ser repetible, tal cual uno sueña.
Es increíble pensar, sin pensar y recordarte tan presente, viva, latente. Desde lo lejos viene el susurro, la brisa de un "te quiero" tirado a la marchanta con la ilusión de dar en el blanco, como el esgrimista, el rayo que sorprende y paraliza, no para matar, sino para dar energía, la que hace inflar el pecho, dajando entrar el aire renovado para terminar en exhalación, beneplácito y placer.
Si tan solo pudiera verte una vez más, sentirme acompañado, protegido. "¿Qué andarás haciendo ahora?", me sopla al oído Ismael. Lo que fuese, no te olvides que yo estoy al lado tuyo, como cada noche, como mañana.

lunes, agosto 14, 2006

Distancia





















¿Qué es la distancia sino la invisible línea que une dos puntos? Ese sería el perfecto razonamiento de los sin razón.
Creo que no es tan así, porque las distancias se hacen más largas y extremas sino siento que tu sonrisa me mostrará el sol cada mañana, que tu mano estará entrelazada a la mía para poder saber que imposible es nada, que todo está ahí, solo basta tomarlo y atreverse a vivir.
Siempre se busca llegar a los corazones con palabras y hechos, acciones y contradicciones.
Sin querer más de lo que ofrecés, que es más de lo que cualquier hombre quisiera tener, es que la distancia se vuelve un punto equidistante entre tu sintonía y la mía.
¿Explicación? ¿Quién la necesita?. Ahora Silvio me dice que no sabe "si el mal tiempo trae mala fe", y mi pensamiento me trae la aguda observación de tus palabras que me guían, me hacen crecer y apostar a un día nuevo.
Una vaquita de San Antonio tiene la magia de todo aquello que puede ser, que no quiere morir y aunque parezca frágil, contiene muchos sueños posibles, como ese que aún está por forjarse, consumarse.
Cierro los ojos y presiento cada instante de vos, como si fueras el mojón de todo inicio, de cada vuelta de página, de cada renglón por llenar.
Cualquier día, a cualquier hora y en cualquier lugar te sorprenderé, me sorprenderé viendo más allá del horizonte, allí donde todo comenzó y sé que nada fue en vano, porque lo único que quiero es verte sonreír.

viernes, agosto 11, 2006

Tardes


Era un tiempo de camas con resorte, películas de héroes y deseos de ser valiente. Buscaba llamar la atención por logros efímeros y aventuras de corto vuelo. Escondidas en un barrio prestado, con música en otro idioma, con los ojos de ella iluminando el camino. En un autito de colección me animaba a proezas impensadas, pidiendo a otros el coraje o la valentía a quien sabe quien. Las tardes tenían siestas que siempre esquivaba para poder verla en la vereda a la hora de la merienda. Activa, locuaz, blonda. Todo cabía en esa pequeña estatura que mis ojos de niño llevaban a un podio imaginario. Aún en algunas veredas lisas me parece verla saltando a la soga o jugando a la rayuela. Si veo una chica con vincha de colegio pienso que es ella mandándome un mensaje desde el recuerdo. Esperaba los bailes de los viernes, generalmente asaltos, en el garage de la casa de ella. Nosotros con las gaseosas, ellas con los sandwiches. Ritmo loco, para mis piernas flacas, que encontraban paz a la hora de los "lentos", cuando mis manos recorrían timidamente su cintura, sin tener otra intención que acompañarla.No sabría explicar los porqué del recuerdo del guardapolvo blanco doblando la esquina y el cosquilleo interno que su imagen producía en mí. La busqué durante un tiempo, tocando timbres imaginarios, saltando tapiales sin perros y tratando de correrla por los toboganes. Se fueron yendo esos días de juegos y bailes. Las obligaciones, los horarios y las premuras me colocaron en otro lugar, lejos de ella o quizás más cerca que nunca.

sábado, agosto 05, 2006

Cuestionamientos


La vida está llena de cuestionamientos, dudas, aciertos y errores. Nadie tiene la verdad absoluta, pero sin embargo, nos empeñamos en encontrarla a la vuelta de la esquina.

Caminamos muchas veces ensimismados. Algunos piensan que somos reflexivos, pero en realidad es un estado sin demasiada definición externa.

Hasta dónde puede volar un ave antes de volver al nido ?

Por qué no se pueden contar los granos de arena de un desierto ?

Entre lo inescrutable, lo ilógico y hasta lo racional, vamos transitando nuestras vidas. Cosquilleos internos, vibraciones diferentes. Nervios casi constantes. Difícil buscar explicaciones.

Sabemos que no es la estación del año, el aumento de las divisas o la reacción de una superpotencia. 

Todo pasa más cercano, ahí...aquí. Se lo puede ver en cada alba, una puesta de sol, una mirada, una mano extendida, en infinitas cosas que pasan muchas veces desapercibidas.

Indudablemente cada quien es cada cual, se libera y se deja atrapar cuando quiere o puede, sin siquiera saber de qué va el juego. 

Encontrar la respuesta a todo podría ser lo que en realidad nos asegure que nada tenemos completamente asegurado.Y así desandamos nuestros caminos. 

Bordeando espinos, esquivando piedras y haciendo equilibrio entre nosotros y los otros. 

Esperanzados en conseguir vaya uno a saber qué cosa. Algún matemático podría traducir las sensaciones en increíbles teoremas, ecuaciones y reglas trigonométricas, pero las emociones quedarían fuera de toda explicación.

Podrían aparecer los utópicos, los quijotescos, lo que no temen a los rayos y las centellas, pero no faltaría quien lo viera como algo efímero que chocaría con sus propios molinos de viento en busca de una Dulcinea inexistente.

Un "deja vú", una pócima de aquella mirada que es quizás la sensación de que al corazón se le empezaron a caer las estalactitas, que grietas de emoción rompen ese glaciar inmenso que uno mismo se impone por los designios de vaya a saber qué estúpida cuestión.

En esos casos no debe mirarse para otro lado en busca de responsables directos o indirectos. La voz personal será la que no guíe, o tal vez esa caricia que hace tiempo ya no me brindás.

lunes, julio 31, 2006

Poema


Siempre quise escribirte un poema. Tener esa capacidad de poder decirte cosas con un aire diferente.


Pero las metáforas no eran mis aliadas, mucho menos las conjugaciones de los verbos, o las comas inquietas, que parecen tener vida propia cada vez que pretendo dominarlas.


Adopté, no voy a negarlo, algunas posturas poéticas, pero morían casi en la gestación.


Sin saberlo asimilé los versos de Silvio, en noches de frío, de café y luz tenue, y comencé a desmenuzar sus punteos para poder tomar coraje.


Nada resultaba. Ni la compra de las "Rimas de Beckert", que solo sirvieron para ayudar a combatir el insomnio.


"Las flores al lado del camino...", era un comienzo sin final, una falsa alarma.Pero cómo poder decirte algo que suene más fuerte que tu mirada, que sea más convincente que tus caricias o más duradero que tus labios.


Es imposible, me convencí y sin más dejo de lado todo intento y te ofrezco una travesía sin rumbo fijo. Sin puertos, sin marineros, ni comandantes, solo las velas de nuestro impulso para surcar la mar, encontrar tesoros de placer y explicarle a quien quiera los fundamentos de la felicidad, que al fin y al cabo pude encontrar la noche en que juntamos nuestros pies desnudos, para abrir el alma y animarnos a vivir.

domingo, julio 30, 2006

Click


Le hizo un click a su vida, casi sin saberlo, como si el cable del mouse fuera un trapecio, pero sin red allá abajo.
Navegó sin rumbo fijo, sin plantearse un horizonte, dejando que las velas de su destino, llenas de vigor y empujadas por un viendo de incertidumbre la deposite en alguna playa del universo. Nada hacía prever nada. Todo estaba por descubrirse, incluso a él. Lo miró por el monitor sin conocer nada de su pasado, poco de su futuro y compartiendo su presente.
"Desvelada?", preguntó él, ella dijo "sí" por compromiso. Tal vez la noche era fría. Sólo la compañía de un cigarrillo y un café. No parecía lo más excitante del mundo, pero no se desanimó. Todo era confusión, ella lo perdía y encontraba sin poder mantener una conversación hilvanada. La extraña charla discurría en un tono cordial, de mutuo conocimiento, y alejados de cualquier ojo avizor.
Se confesaron algunos secretos, aquellos que vaya a saber por qué razón somos más proclives a compartir con extraños que con gente cercana.
Colores, olores, sueños, utopías, todo se sucedía sin un orden establecido y estaba bien que así fuera se dijeron mutuamente.
El cruce de caminos suele deparar sorpresas de la buenas y de las otras. Se consolaban, daban ánimo y criticaban.
Para sorpresa de ellos mismos fueron muchas las coincidencias que aparecieron, que se potenciaron y que ocultaron.
Estaba ella dispuesta a caminar por ese risco sin baranda ? Venía de algunos golpes pocos recomendables. Era la famosa "segunda oportunidad" de la vida para él ? Reconocía para su interior que algo estaba cambiando desde hacía algún tiempo.
"Se supone que debo ser fuerte y racional", se autoconvencía, sin querer darse cuenta de la realidad que le trompeaba el labio inferior. A cada rato movía la cabeza en señal de tratar de despabilarse.
Qué importa cómo comenzó todo, si de igual forma el mundo gira sin pausa ? Había algo profundo que ambos pensaban seguir buscando, buceando, investigando, tal como hacen los arqueólogos, o mejor, los cardiólogos. Viento, frío, un sinfin de movimientos climatológicos se sucedían allí afuera. Todo era calmo y a paso firme adentro. Se recorrieron mentalmente. No se estudiaron, se descubrieron, se sumaron. Se hicieron bien.
"Un beso", fue respondido al unísono con un "hasta luego". La noche les había abierto una nueva ventana. No había sido en vano. Nada de "game over", aún quedaba mucho por navegar.

jueves, julio 27, 2006

Espera


Como cada noche la esperaba.
Ponía el despertador a la misma hora: 7:45
Prolijamente revisaba una y cada una de las luces de la casa.
Apagaba todo. Controlaba la llave de paso del gas,
que estuviera cerrada y que los pasadores de la puerta
de entrada estuvieran en su lugar.
Se aseaba con suma paciencia. Orinaba, sin manchar la tabla.
Se cepillaba los dientes en perfecta simetría,
como si fuera una de esas danzas que se aprenden de memoria
y quedan grabadas a fuego.
Molares, maxilares, frente, contrafrente.
Siempre se quejaba por la sangre que salía de sus encías,
durante la tarea.
Se lavaba la cara con jabón de glicerina. Se peinaba con raya al costado.
Repasaba que no se le notaran las canas, que a esa altura eran una plaga.
Se colocaba algo de perfume y salía del baño apagando la luz tras de sí.
Un nuevo escenario lo esperaba.
Inhóspito, cruel, repetitivo y por momentos familiar.
Una cama vacía. Amplia, prolija, pero vacía al fin.
Ya no recordaba cuando fue la última vez que estuvo completa.
Mucho menos la fecha en que las pasiones dieron su adiós definitivo.
Descorrió la sábana como era habitual.
Dejó las pantuflas del lado izquierdo, una al lado de la otra,
mirando al sur...y se acostó.
Estiró su humanidad a todo lo largo.
Miró el techo. Apagó la luz.
Se dio un suspiro final y la misma lágrima de siempre,
lo mecía hasta el sueño en el que volverían a encontrarse,
como hace años, como ayer.

miércoles, julio 26, 2006

Melodía




Una melodía lejana, lejos de todo, cerca de tu mirada.

Encrucijada de caminos encontrados, bajo promesas que nadie cumplirá.

Palabras, preguntas, una cama sin hacer. Las paredes que se extienden, más allá de la razón.

A solo un click de distancia, cuando nada lo hacía presagiar, apareció esa sonrisa con mucho de complicidad.

Calles con gente en un día electoral, buscando una solución que nadie les parece brindar.

Y en la vorágine vos sos el freno, la pausa y la reflexión.

Quisiera poder decirte tantas cosas, pero tu beso es el puente hacia un lugar por descubrir.

Aquél acorde que me abrió la mente se compara solo a la memoria de los peces.

sábado, julio 22, 2006

Sendero


Sofoca el calor. El cemento hierve y esa gota inquieta,inspecciona hasta la intimidad.

Me desperté con tu mano sobre mí y sentí placer luego del placer.

Estuve pendiente de tus gemidos y ahora estás ahí,tranquila con tu paz.

La mirada encerrada en un punto del firmamento, viendo sin ver...sintiendo.

Mis dedos juegan con tus pelos, y mi lengua abre el mapa de tus paisajes más intensos.

Color, olor, ese instante de felicidad que no tiene precio y al cual pocos pueden llegar.

Siento que prometí algo que no podré cumplir: olvidarte por la eternidad.

Pero nada es tanto, ni nada es tan poco.Ni tus reproches, ni mis evasivas.

Ayer escuchaba ese tema que te gusta. La radio te ponía frente a mí otra vez.

Te acordás esa noche, esta mañana...el futuro atardecer juntos?

Es igual a otros, pero con un toque diferente.

Ese halo de luz que abarca los metros cuadrados que ocupan nuestras emociones, es "el" lugar en el mundo.

"No vayas tras mis pasos", dijiste. "No quiero ir delante tuyo", te aclaré.

Y ambos caminamos uno junto al otro, por el mismo sendero del infinito, sin nada por lo que debamos preocuparnos.

viernes, julio 21, 2006

Creer



Solo notas al vacío.

Una noche contigo.

Compartir las miradas.

También la media manzana.
Ver más allá de tus ojos.
Sintiendo una brisa en la cara.
Intentando ser mejor pese a todos los errores.

Quiero creer.
Quiero crecer.
Quiero saber 
hasta dónde llega el amor te preguntaste.

Un día sabremos para qué estamos en este mundo.
Seguro no será en vano, ni siquiera esa canción al pasar.
Seguí confiando, esperando un "te quiero mucho".
Todo llega,  todo pasa, hasta la caricia del viento.

jueves, julio 20, 2006

Garabatos


Garabateo palabras inconexas,
temiendo ser feliz, casi hasta el abuso.
La melodía de tu voz diciendo "te quiero",
alcanza niveles de emoción.

El alba, la noche y tu mirada,
me acompañan al tomar la guitarra.

Y solo estoy pensando un país de ilusiones,
con las utopías como bandera.
Con tus manos junto a las mías,
empujando más allá del sol.

Una pared blanca y la prosa del adiós.
La huella, el tacto, el saber que estás.
Todo lo imaginable es realidad.
Entraste en mí sin pensarlo...y te dejé.

Si aquél témpano estaba adormecido,
lo hiciste desprenderse e ir a la deriva,
en busca del amor.

martes, julio 18, 2006

Contemplar


Su mirada iba más allá de sus ojos verdes.
Su boca, roja, apenas si se mojaba con el suave recorrer de su lengua.
El pelo recogido, solo por un instante.
Sus oídos escuchaban alguna canción de amor, despecho o esperanza,
mientras yo la deshacía con mis ojos,
que la inspeccionaban, la recorrían y suspiraban.
El vestido, un tanto abierto, dejaba insinuar sus curvas,
su físico de mujer madura e intrigante.
No sé su nombre y tampoco su condición,
solo sé que sería lindo contemplar la luna junto a ella,
sin importar que llueva, nieve o el mundo acabe en ese instante.
Cierta vez la soñé, aunque la situación era diferente...o parecida ?
La postura le quedaba de maravillas, afuera la ciudad se debatía
entre bocinazos, gritos y diferentes movimientos ajenos.
Yo quería seguir junto a ella, pero debía bajarme.
Con bronca, por no poder seguir, le eché la última mirada,

como diciéndole "hasta luego". Ella ya dormía.

lunes, julio 17, 2006

Tu mirada















Trazos sin demasiadas formas estrofas que no llegan a ser canción.
Tu mirada en el horizonte todo lo puede.
Mi alma es un hilo de voz.

Hasta que la lluvia no pare continuaré recordando ese instante,
captado por algún pintor renacentista.

La misma huella, el mismo paso de dos destinos que se toparon en
aquella encrucijada de cables y palabras, una madrugada cualquiera.

Fuimos decantando situaciones, realidades y ante mi insistencia te
dejaste llevar al espacio exterior.
Peligros constantes acechaban, no los de afuera, sino los internos.

Remanso de otoño, tormenta de invierno y una flor de primavera.
Si alguien me lo hubiera anticipado, seguro tampoco le hubiese creído.

Y ahora el taxi me lleva de regreso.
Quizás al punto de partida.
Tal vez porque Dios me ha dado demasiado es que ya no pido nada,
solo un instante más de tu mirada.

viernes, julio 14, 2006

Enigma














Por momentos sos un enigma.
Una frase por completar, un recuerdo para no olvidar.
Tantas curvas, puntos que unir y sensaciones que sentir forman parte de un universo por descubrir, por intentar surcar, así me lleve la eternidad.
Se podría decir que es amor ?
Se podría pensar en otra cosa ?
Tenemos por delante tantas intrigas, preguntas que hacer, pero pocas palabras para poder encontrar las respuestas necesarias.
Cómo fue que me dejaste entrar a tu vida?, así...como un mero observador.
Porque será que a veces quiero más ?.
Sin derecho a exigencias, sin tiempos para brindarte, pero al mismo momento decirle a todo el mundo que esto es fuerte, para nada pasajero, sino que toma vida propia, hasta independizarse.
Porque si la libertad es un bien tan preciado yo quiero entregártela para que hagas y deshagas, para que la conduzcas hasta el puerto en el que quieras amarrarla.
El vidrio entrega un paisaje como el de un terreno surcado por brazos del delta, pero solo es estas llovizna que todo lo modifica.
Esto no es fácil explicar. Tal vez los psicólogos no hablen de Lacan, de Freud, aunque dudo que alguno tenga la clave para entender este razonamiento.
Cuando mi boca quiere abrirse para decirte lo que mi corazón le tranmite, choca con una infranquable e invisible barrera que no sé qué detiene, pero que es necesaria para este presente, no así en el futuro.
Quién sabe cómo estoy ? Si ni yo me entiendo.
Las renovaciones en la vida no siempre tienen el tiempo necesario para presentarse.
Mis pasos van hacia algún lugar, mi mente se quedó allí, junto a vos...vaya a saber dónde.



jueves, julio 13, 2006

Estudio



Se puede soñar despierto.
Se necesita vivir junto a tí.
Qué belleza es tal ?
Dónde está la razón de tu verdad ?

Buceo en una indescifrable garganta de silencios
y solo me encuentro ahogado, sin respuestas

Tuviste mucho que ver.
Son mariposas en tu estómago las que me dicen
que las flores no son en vano.

Todo es esperanza, siempre que caminas junto a mí.
Estudié tus líneas, tu pensamiento y mis reacciones.

"Cómo daría un segundo en tu cabeza", me dijiste,
y yo hice de mi cerebro una muralla,
una franja que solo yo puedo transitar.

Y la desilusión se apodera de tus manos,
que ya no me acarician,
que extraño,
pero que otros cabellos registra

La estentórea sonrisa, la carcajada de felicidad
es hoy parte del ayer,
pero me acompaña en cada mañana.

martes, julio 11, 2006

Ecuación


La ecuación es sencilla, pero a la vez complicada de descifrar.
Cuándo fue que creciste, que el mundo en el que jugabas se transformó, llenándote de miedos y novedades?.
En qué instante pasaste a ser el hombre que sos hoy ?
Lejos, tan cerca, como cuando jugabas en la playa o te leia cuentos.
Colocaba voces a los héroes y villanos, vos viajabas en mis erres como sobre un caballo alado y te dormías soñando ser un pirata, un príncipe o una simple carroza.
Pocas palabras sirvieron para ser ese disparador, para darme cuenta que ya no creías en Papá Noel, ni en los Los Reyes Magos y solo buscabas forjar tu destino, sea del modo que fuera, como elijas o puedas.
Todo se trasforma mágicamente, pero sin ser un cuento, sino la dura realidad.
Me queda tu imagen acurrucado en esa siesta de entresemana, diciéndome "tengo sueño...el cuento por la noche".

martes, julio 04, 2006

Definiciones



La vista se pierde en el último vagón del último subte de hoy.
Charly me desafina al oído una canción de los 80.
Trato de imaginarme un mundo sin vos, pero es como pensar en no ver el sol.
Millones de recomendaciones acumulé en mi vida, y no sé si sos amor o clamor.
Sería tan sencillo decirte adiós, tratar de olvidarte.
Seguro que alguien me lo reprochará, seguro que seré yo mismo.
Porque seguro no estoy de nada y de todo a la vez.
Mi índice toca tu elixir.
Las manos entrelazadas y la boca seca, que busca un manantial.
El rasgueo, un acorde, un SI bemol imposible de tocar.
Todo se junta, todo se aparta. Todo entra y sale.
Tu mirada me da confianza y mis inseguridades no se animan a cruzar saltando el precipicio.
Cambiar como el sol , me dice Charly, pero nadie puede saber en qué parte de la historia estoy.
Cierro los ojos, me abraza la noche, descorro las sábanas y te dejo entrar. Quiero descansar entre tus piernas y esperar el fin del mundo.
Nadie y todos tienen razón.
Hubiera sido sencillo no conocerte, pero también la vida hubiera sido injusta.
Ya sé qué hacer. Dame un beso. Abrazame...vamos a dormir.

lunes, julio 03, 2006

Gracias igual




Ensayo un gracias, casi sin decirlo, pero sabiendo que es sincero.
Todo lo viví sin poder reprocharte demasiado, con tu vorágine y mi ocasional tranquilidad.
Floreciste junto a mí en caminatas y esfuerzos. Hombro con hombro, como si fuéramos uno solo.
El tiempo nos unió y nos dio el fruto, el que con esfuerzo pudimos ver crecer.
Las risas, los temores, los esfuerzos y las decisiones, siempre tuvieron su razón de ser. Su meditación y responsabilidad.
En qué momento dejaste de ser quien eras y yo me transformé en la sombra interna que me marcó ?
Nada parece tener mucha explicación, ni este iceberg que cruza la cama y te hace distante, pero a la vez tan cercana.
Solo un gracias cruzó mi cabeza y aún recuerdo tu risa fresca, de adolescente sin conocer el sol.
Te subiste a mis temores y a mis esperanzas. Te dejaste convencer y me diste mucho, tal vez, más de lo que merecía.
Mi fe y mis proyectos están intactos. Pero nada será igual.
Bailás? Es lo mismo que tocar el cielo. Pero ya no estás. Gracias igual

miércoles, junio 21, 2006

Recuerdos

Hubo alguien que una vez buscó en sus recuerdos miles de figuras.
Buscó olores, sensaciones, una lágrima que perdió en una emoción.
Sin embargo, por más que hurgaba en su memoria, había algo que sentía, que no coincidía con nada.
Pensó, revolvió en sí mismo. Por momentos creía ser un niño, en otros un adolescente, pero se veía un hombre ante el espejo, el cual no obstante no lo reflejaba como tal.
Se dijo “estás en problemas...tenés que hacer algo”. Se dispuso a tomar un papel, una pluma, intentar volcar allí sus pensamientos, sus penas y alegrías, sin siquiera saber si las mismas serían leídas por alguien alguna vez.
En un manojo de papeles en desuso, arrumbados en un altillo, allí donde todo se pierde, pero también todo se encuentra, dejó sus recuerdos.
Un día de invierno crudo, que invitaba a salir abrigado como si se estuviera en el Polo Norte, intentó saber si allí estaba su presente.
“Esto no me puede estar pasando a mí”, se repetía casi incesantemente.
“Somos de mundos diferentes, sentimos completamente distinto”, trataba de convencerse, “Pero tenemos un hilo conductor, una comunicación sin cables ni alarmas”, seguía el relato con el que trataba de autoabastecer su ánimo.
Llegó la noche, miró a su alrededor, observó esa foto color sepia que transmitía imágenes de un tiempo pasado, desempolvó el libro que escribió en su juventud y de a poco se fue quedando dormido...pero con un sueño muy a flor de piel.
Navegó por mares de todas las índoles. Se vio convertido en un temerario pirata, lleno de batallas, galones de oro, tormentas perfectas y mujeres fáciles que regalan el vino más barato.
Luego se transformaba en un ser riguroso, sin opciones de aventuras, que mantenía a rajatabla sus ideales, aunque no fuesen los de nadie, ni siquiera los de él mismo.
Muchas otras noches pensaba que la playa, un prado, las montañas, lugares extensos y sin dueños, le pertenecían.
“Yo los ví primero, en mis sueños, pero fui el primero”, se consolaba, para salir en busca de vaya a saber qué o quién.
Sabía que estaba confundido, que los bocinazos de los coches u ómnibus formaban parte del ambiente, pero él era sordo como una tapia para eso.
Miraba sin mirar. No lograba hilvanar acciones que tuvieran sentido en sí mismo.
Buscaba precipicios en una ciudad que no los tenía, pero a su vez agradecía esa virtud de la naturaleza.
“El amor puede hacer esto?...se preguntaba casi como una obsesión, “o será que el hecho de no tener un pensamiento claro me hace ser vulnerable?”
De lo que estaba plenamente convencido era de su mirada. De su calidez, de su protección, su contención.
Eran cosas que había olvidado, tal vez por impericia propia o por algún designio del mismo amor.
Evitaba mirarse al espejo, no quería reconocer sus lágrimas, pero la sonrisa le devolvía la juventud, la primavera, el caminar con los pies en el agua.
La madrugada fue su aliada. Le habló como a ese amigo imaginario de su infancia y entablaba diálogos altruistas, con teoremas, conjeturas y algún exabrupto inoportuno.
Pero llegó un día en que no aguantó más. Resopló. Se sacudió el pelo y estiró las piernas, para acomodar sus músculos y sus huesos.
Iría a verla. Le diría todo lo que pensaba, lo que sentía más precisamente. Afrontaría la encrucijada más temida, pero con los pies sobre la tierra. Se convencía en el camino de que era la decisión más acertada. Nada lo haría cambiar.
La ciudad y sus habitantes seguirían viviendo sin complicaciones, pero él debía resolver el Pitágoras que se le presentaba, pese a que odiaba las matemáticas.
Pisó las hojas recién caídas de los árboles. Se dio dos vueltas la bufanda en el cuello. Respiró profundo, sintiendo que el aire frío del río le penetraba hasta la profundidad de sus pulmones y a paso firme cruzó la calle.
La esperó en el bar, pero luego de tres cafés se dio cuenta que ella no llegaría. Que había sido ella quien había decidido por los dos.
Salió con una sensación entre triste y reconfortado a la vez, que no obstante no le convencía el alma.
Casi como que creía en que el destino le estaba dando una mano, pero no comprendía si era a favor o en contra.
Acomodó el cuello de su gabán, sintiéndose Humprey Bogart en el aeropuerto al despedir a Ingrid Bergman. Ya garuaba y el frío calaba los huesos.
Cruzó la avenida y se mezcló entre la gente, mientras ella –compungida- miraba como él se alejaba, y lamentándose también el no haber tenido valor para decirle que ya no lo amaba.