lunes, mayo 19, 2008

Maneras


¿Qué ves cuando me ves? ¿Qué decirte cuando hablás? ¿Qué besarte cuando te beso?
Pregunto preguntas con miles de respuestas, climas y sensaciones.
Un poema no escrito, una canción entonada a dúo. La culpabilidad de este destino que nos une en una mirad, en un abrazo, una noche de pasión, en estas lágrimas que me asaltan las mejillas, al observarte dormir a mi lado.
Cualquier día no es lo mismo cuando me decís "te amo", luego de mucho tiempo sin decirlo.
De mil maneras me siento a tu lado y contigo a mi lado.
Por momentos el más indefenso de los mortales, y al rato el Cid Campeador, con mármol y todo.
Eso es lo que el corazón me pide ser, como si nada de esto fuera real.
Como si el tiempo no hubiera pasado, como si tu cuerpo hubiera estado siempre aquí y ambos vimos el sol en nuestra ventana siempre.
"La esperanza ilumina el corazón y la razón. Confía". Así lo hice. Así lo dijiste.
Busco en mis recuerdos el momento exacto en que comencé a amarte y me doy cuenta de que fue siempre.
Desde aquél primera "hola!", hasta este hermoso: "buen día, amor".

Sol


Sol, un piano, una melodía, y esas ganas irrefrenables de seguir siendo el mismo, sabiendo que para eso también uno debe cambiar de alguna manera.
El mundo gira, rota, fluctúa, entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.
Se trata de unir,, aunque sepamos que a veces nada vuelve a ser lo que fue, ni siquiera estas palabras, que nacieron con un objetivo y ahora ya no se saben para que lado disparar.
Los golpes de timón traen aparejadas situaciones impensadas, de esas que obviamente sorprenden, pero que muchas otras necesitamos, para darnos cuenta que hay otra forma, otro ángulo, otra capacidad de ver lo mismo.
No se debe perder la magia de la sorpresa, ni los anhelos de los sueños y las utopías.
Es necesario dar hasta la último, para saber que estamos vivos, que las cosas, más allá de tener un porqué, tienen un por quién, una búsqueda, un encuentro, una forma.
Cualquiera de las personas que puedan leer este cúmulo de palabras, medianamente ordenadas, podrá reflexionar con el futuro, revisando el pasado y disfrutando el presente, ese mismo que a veces es tan esquivo.
Ahí está iluminando todo, dando vida, calor y esperanzas. Su color es intenso, como lo que transmite, y como todo lo que recibimos. No lo desaprovechemos.