jueves, marzo 13, 2008

Esperanza

Acá estoy escuchando el mar azul y tratando de hacer pie en la nada misma. Un mensaje poco óptimo, pero es lo que surge.
Cada ola que siento es una esperanza que se renueva, que me permite confiar y limpiar el alma, llevándose parcialmente los recuerdos, dibujando en la arena un garabato que no se entiende, pero que seguramente habla de amor.
Si quisiera mirar el futuro debería sentirte presente, como aquella última vez, como la primera, aunque no seamos los mismos, pero quisiéramos serlo.
El repiqueteo de la lluvia en el mar es el mejor acompañamiento para la tonada, el pedido de poder saber el camino que hay que tomar, luego del desbarajuste, de lo ido y perdido, por cuestiones propias y ajenas.
Si hasta pienso que no soy yo quien piensa lo que piensa, y sin embargo te pienso, te siento y te extraño, no tanto por lo vivido, sino por lo que podemos vivir.
Es un cerrar de ojos, es una lágrima furtiva, que surca una huella ya recorrida. Es mi mejilla mojada en una almohada de madrugada. Son estas ansiedades contenidas.
Alguien me susurra al oído "dame una esperanza, aunque no creas, con eso me alcanza. Una esperanza, una ilusión que acorte esta distancia", tal vez no sea mucho, pero es lo que todos necesitamos y yo, lógicamente, también.