viernes, enero 12, 2007

Susurros


Su voz susurrandole algo, como si fuera un pedido, un alerta, un llamado de angustia.
Como previendo un desenlace que se negaba a aceptar.
Solo miraba por la ventana, ido, salido de su mente por campos inhóspitos.
Tal vez donde quería estar, lejos de ahí, libre, sintiendo el aire, oliendo fragancias.
En algún punto no podía contestarle y en otro, no quería.
Aún resonaban las palabras de ella en esa cama vacía y sudorosa, que hacía un momento había recibido los fluídos de los dos.
Esbozó una disculpa, pero no se convencía acerca de si daría resultado y se mordió la lengua,
y se guardó las ganas.
El aire del ambiente había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, y todo era más espeso,
la atmósfera, las ideas y hasta sus cuerpos.
Se dejó caer al suelo y ella comprendió parte del mensaje que no salía de sus labios.
Ella tomó algunas cosas que había dejado en su departamento para cuando iba.
Ropa interior, remeras, un par de sandalias y algo de maquillaje.
Lo metió todo en un bolso, tratando de contener las lágrimas y a la vez sin dejar escapar una sonrisa, por los momentos felices que pasó junto a él.
El beso robado en el ascensor, la improvisada costura de un botón en aquellas vacaciones, o las fotos -casi siempre extrañas- que se sacaban.
Inmutable, como sin respuestas, seguía él, sin dar más explicaciones que sus insólitas reacciones.
Tomó el bolso, echó una última mirada al living y a esa imagen juntos sobre el modular y abrió la puerta lentamente.
En verdad ella esperaba que él aproveche su oportunidad final, pero parecía como que no la iba a aprovechar.
El click de la traba principal de la puerta le provocó un vacío instantáneo, pero a paso firme encaró para el ascensor.
Haciendo caso omiso al tibio "te quiero" que provino del interior.
Ya era tarde y el tren dejaba la estación.