martes, octubre 30, 2007

Decisiones


Decisiones. Hoy me levanté con esa consigna, teniendo tu mirada como horizonte, escribiéndote en un bar, sorbiendo un cortado y pensando en Sisifo, como me susurra Ismael al oído .
Así como hay una cuota de alegría al pensarte, también hay otra de tristeza por querer y no poder.
¿Sabés? El tiempo es veloz, pero yo no quiero correr, sino caminar a tu lado, saborear cada mañana, palpar cada noche, saber que al infinito siempre se le puede descubrir una estrella, si me das un beso.
Las cuestiones del corazón no se meditan, se mueven por esos extraños y hermosos impulsos que llevan consigo las mariposas en el estómago, las que alguna vez sentiste por mí, las que en cada primavera revolotean para saber que estamos vivos.
La ciudad tiene ruidos diversos, de esos que alteran los sentidos, pero los aparto y trato de refugiarme en tu risa, que es la mía. En tu "hola amor", que es mi "te quiero" y en esos silencios que son tan necesarios para poder apreciar y recomenzar.
Si en este "fad food" me ven escribiéndote, poco me importa.
Si voces agoreras piden que te olvide, serán desoídas.
Me pasa lo que me pasa y está bueno que me pase, de otra forma no podría saber qué me pasa.
Me hiciste una invitación alguna vez, en un arroyo serrano.
Tu mano indicándome el camino. Ahora soy yo el que te toma la tuya y te lleva allá, donde todo es de un solo color, el de tus ojos, que son mi mirada.

lunes, octubre 29, 2007

Coincidencias


Imposible decirte lo que sentí recorriendo paisajes similares a los que compartimos.
Distinto es sentir que no estás acá, pero debo entender también que por algún motivo lo escogiste.
¿Fue espontáneo o precipitado?
Pensando regresar en el tiempo, es tampoco puedo evitar sentir nostalgia, rabia, bronca e impotencia. Un cóctel de sensaciones que el lápiz no puede traducir en palabras.
Escucho una pareja discutir y capaz que es algún mensaje, como aquella marca en la piedra, como la garúa, el sudor y la trepada.
Las coincidencias existen, pero más fuerte son sus consecuencias, esas que no dominamos y vos me susurrás que está bien que así sea.
La cuchara gira en el cortado, pero es uno solo, no dos como siempre.
Alguna medida habrá que tomar, para que se abra el cielo o bien soportar el hecho de que la tormenta dure más tiempo.
Sé que el único freno serás vos y eso acciona como un freno quizás en mí también.
Sabés que nada es imposible, pero de a dos es mucho más placentero.
Necesito abrazarte y sólo tengo tu recuerdo, tu sombra...y no me basta.

viernes, octubre 26, 2007

Estación


Sigo esperando el micro que me saque de este paisaje de llanura, casi como lo desea mi corazón.
Mis oídos reciben una canción que bien pudo ser interpretada por vos.
El sol le va dejando paso a la luna, pero en la estación somo pocos.
Una pareja mayor, un perro vagabundo, tres chicos jugueteando por ahí y una muchacha que le confiesa a su amiga que el chico que le gusta se le declaró, pero no sabe qué hacer, si esperar un poco o darle el sí, mientras -complicemente- yo me río para mis adentros.
Y aún te extraño, más allá de que tu voz sonó cordial en el teléfono, hace rato que no puedo apreciar tu mirada, percibir tu ternura y sentir el abrazo final de una relación llena de fantasía.
Siento un ritmo interno fuerte.
¿Será porque se acerca el momento del regreso?.
Sin embargo, el micro aún no llegó a la estación, que comenzó a poblarse de personajes extraños.
Cigarrillos, fútbol más allá, y una chica saboreando un helado, porque parece que hace calor.
Doblando una curva veo el micro y con él la sensación de llevar mis dudas, angustias e incertidumbres a otra parte.
Voy a verte pronto, eso me mantiene vivo. ¿Me esperás?

jueves, octubre 25, 2007

Sollozos


Se estaba sirviendo agua en el dispenser y oyó unos tibios sollozos, como de alguien que quería ocultar su pena, bronca y angustia. Lógicamente no era el lugar el ambiente laboral para mostrarse vulnerable, dado que ahí -como quizás en ningún otro lado- confluyen con fuerza los siete pecados capitales, en sus más extremas facetas.
No vamos a mentir si dijéramos que él se quedó un ratín más para poder saber el final de ese difícil momento de su compañera de trabajo, por que sí...era una mujer.
Él era alguien con algo de experiencia, pero al que la vida lo estaba poniendo en una situación de toma de decisiones y en ese trayecto de contradicciones también había discutido con alguien antes de ir a la oficina.
Previo a traspasar la puerta de su casa dio un fuerte grito de desahogo que hizo temblar los azulejos del baño.
Pero la cuestión era que ahí estaba él, en plena oficina con su corbata de casi siempre y con una mirada que detrás de los lentes buscaban la de esos sollozos.
La vio entrar sacándose con su mano izquierda una lágrima remolona de su mejilla y con un fuerte soplido intentó encontrar aire donde parecía que no había.
Lo que no dijimos hasta ahora es que había algo que él no toleraba, que lo vulneraba y que exponía sus propias flaquezas y eran las lágrimas de una mujer, pero en especial las que provenían de una angustia.
Detrás de la columna la relojeó un poco, sin quere invadir su momento, pero sabiendo también que su ánimo había sufrido un vuelco y necesitaba un oído para ser escuchada, y una mano amiga para saber que dos son más que una.
Tampoco podía levantarse y abrumarla a preguntas. "El papel es frágil", pensó para sí mismo y comprendió que debía ser prudente.
Decidió enviarle un mensaje de texto, para hacerle saber que no estaba sola.
Siempre detrás de la columna, él vió como ella leyó el mensaje y percibió una mueca de ternura, mezclada con gratitud.
Respondió que eran cuestiones puramente laborales, por diferentes factores, para terminar agradeciendo con un "genio".
"Rélax. No todo es laburo en la vida", le aconsejó él, que era adicto a eso de las corridas y los horarios, que le habían costado el mismísimo amor en dos ocasiones.
Ella llegó a su casa. Colocó música suave. Prendió un sahumerio y tomó una copa de vino mientras caminaba descalza. Hizo catársis, pero por sobre todo, se relajó y sacó las angustias antes de probar bocado.
Él por chat le preguntó cómo andaba, y percibió que su ánimo era otro al acatar el consejo que le brindó.
Luego puso un tema de Queen y se quedó dormida, más tranquila, y con una sonrisa.

martes, octubre 23, 2007

Sabelo


Te conocí una noche especial, con música que mucho no entendí. Vos eras una estrella de rock. Lo demás se fue dando solo.
La complicidad, las charlas algo abstractas por momentos y los grandes temas de la humanidad.
Tus cargadas, las risas y las caras largas, pero nunca entre nosotros, aunque luego comprendí que no podía ser todo siempre risas, chanzas y jolgorio.

Tocaste la guitarra, te acompañé en los bongó.
Tomaste el pincel y ayudaste en esa maltrecha pared.
Hasta el hacer agujeritos era un momento único e irrepetible.
Por momentos tenés la mirada triste, pero también la palabra justa. En otros el brillo se apodera de todo tu ser.
Me enseñaste a medir el tiempo, a calmar ansiedades y a saber que a veces no todo depende de nosotros.
Deberías escucharte y comprenderías lo maravilloso que es tu pensamiento en ese instante y que loco parece todo también, ya que a veces nos sentimos ahogados, sin fuerzas, y no nos damos la opción de mirar por encima de la pared que la vida nos pone en el horizonte.
El sol es tu guía. Vos podés y me lo demostraste con tus ganas, con saber superar adversidades y apostar en positivo, pese a que en ocasiones nos agobie el presente.
¿Te acordás la rosa que te regalé para tu cumple? Sigue floreciendo en cada sonrisa tuya. Sabelo.

lunes, octubre 22, 2007

Sinuoso


Me siento un estúpido escribiéndote algo que seguro no leerás nunca.
"Cuando fue que se fue tu amor", una frase que tomo prestada para hacerla propia, para decírtela y jamás tendrá la respuesta que busco.
¿Importa eso ahora?
¿Somos masoquistas que nos gusta sufrir o bien es necesario pasar esta tempestad a la espera del sol propio, de la luz que nos guíe por un camino?
Sinuoso, escurridizo, curvo y sorprendente, como tu figura jugando entre las sábanas y tu inspiración agitada ante cada beso que te daba.
¿Para que recuerdo si es en vano hacer que regreses?
¿Por qué me aferro a vos como una tabla en el mar?
Tal vez porque lo seas y porque me gusta también.
Pero no sólo vos sos mi tabla en el mar, sino que yo quiero también ser la tuya.
Juego de palabras que conllevan toda una decisión detrás.
El tiempo que pasamos juntos no fue perdido, pero seguiré peleando para que al menos continúe.
Aunque sé que esto no lo vas a leer, te lo escribo igual, que más da.

Equinoccio


Una balada le dice: "nena, te extraño, tanto que no puedo respirar".
"¿Sabés? En parte es así", le dijo él mirándola a los ojos luego de mucho tiempo y viendo que el brillo que alguna vez ostentó por él ya no era el mismo.
"Yo sí puedo respirar", argumentó él, pese al cosquilleo en las manos y la gota de sudor que corría por su espalda, fría y tensa.
Esperaba el momento oportuno, pero ella parecía que no tenía ganas de darle un resquicio para la chance buscada.
La servilleta cómplice le sirvió de refugio para no tocar sus manos distantes, tan lejanas de aquellas que alguna vez lo acariciaron y le hicieron comprender que "otro mundo es posible", como dice Ismael.
Cerca y lejos a la vez, el tiempo es demasiado veloz cuando la felicidad se apodera de las almas en la gran ciudad.
Calles, ruidos, momentos, luces y sombras, todo se mezcla en cada instante.
¿Será que no somos dueños de nada? ¿Que estamos de paso y nos creemos eternos?
Una nueva luna lo esperaba a la vuelta de la esquina. Ella fue su equinoccio. La vida, como la tierra, seguirá girando y rotando.

sábado, octubre 13, 2007

Construcción

Si te ví así desnuda es porque tú me dejaste.
Abriste tu alma y me hiciste entrar en tu vida de una manera tan fuerte que no me imagino fuera de ello.
Propuestas simples desde un principio.
Un café, un amanecer en un cuarto de hotel, una exhalación, tomarnos fuertes de la mano y afrontar la mañana.
No se construyó en un día, fue mucho de voluntad, de tozudez, podría decirse.
Pero la belleza interna que irradiabas me hacía tomar coraje, tomar el timón y emprender el viaje más extraños, sin tener hoja de ruta, pero no importaba porque estabas a mi lado, contemplando las estrellas y viendo la luna llena.
De que sirven ahora estos esbozos de versos, si lo único que me dejaste fueron las ganas de extrañarte, de querer seguir construyendo esta ciudad propia, que tiene rajaduras por todos lados y que quizás no me doy cuenta, pero que tiende a desaparecer, así como tan de sorpresa dio pie a su inicio.
Apago la luz, ya es tarde, el insomnio perdió la batalla esta madrugada, y le arrojo un beso a tu foto que me espía, pero ya no me mira, igual que vos.

viernes, octubre 12, 2007

Utopías

¿Se puede vivir de utopías o con utopías todo el tiempo?

"Siempre y cuando esas utopías sean movilizadoras. No la utopía como un espejismo en la que uno espera sentado, embelezado mirando la lejanía, como con algo de resignación también.
Tampoco la utopía como ese destino obra de los dioses. Pero sí esa utopía que te impulsa y te obliga a seguir.

Vuelvo a aquello de (Eduardo) Galeano, de que ¿para qué sirve la utopía?, si cuando te acercas, ella parece que se aleja.

Sirve para caminar, siempre y cuando esa utopía te mantenga en movimiento. Lo importante no es tanto la meta de esa utopía, sino el viaje que te impulsa a progresar.

Creo que lo que define al ser humano es esa capacidad para perseguir los sueños, para soñar.

Realmente es lo que nos distingue como especie.

Además, el propio instinto de conservación, lo más elemental del ser humano, nos hace entender que tenemos que dirigir nuestros caminos hacia esos lugares y no tanto a los lugares a los que nos conduce el sistema de sociedad en el que vivimos".
(Ismael Serrano, 09/10/07. Hotel NH City. Buenos Aires. Argentina)

viernes, octubre 05, 2007

Ausencia

Veo miles de autos. Colores diversos y vos no estás.
El paisaje de la ciudad es gris, cuando antes era con luz. Todo desde que no estás aquí,
para escucharte, sentirte, acariciarte, verte dormir.
Si busco un responsable caeré en la cuenta que fui yo.
Me resisto a perderte, pero al mismo tiempo te siento lejos,
como detrás de un muro, hablando un idioma que no entiendo.
Cada instante compartido lo viví a pleno, pero al escribirte estas líneas
reconozco que hace tiempo ya no es lo mismo.
Veo en los ojos de otros la felicidad que en algún momento me hiciste
creer que podía derribar barreras, superar obstáculos y hasta escalar
las montañas más grandes del planeta.
La lágrima no puede detener su recorrido, no quiero que lo detenga,
si es así como te extraño en mi cama, en mis manos,
en mi mirada, que es tu mirada.
Busco no dormir, para que tu ausencia no sea más dura.
Quisiera despertar un día sabiendo que todo esto no pasó,
que no te has ido, que estás aquí, como ayer, mañana también.
Si muero no será por tí, sino porque no supe ser alguien sin vos.
Apago el velador y toco tu lado de la sábana, que está fría y, finalmente, dormí con tu adiós.

Paraje


Un paraje de cualquier lugar es ideal para pensarte, recordarte.
Saber que la apuesta es ir por más, pese a que las fichas parezcan estar todas jugadas.
El viento juega con las hojas y vos me dijiste "adiós", en ese preciso instante,
de no sé cuándo.
Palabras tan sólo eso me dejaste, algunas que no quise oír.
Detenido en el tiempo me tomó minutos desmenuzar estas sensaciones tan fuertes.
Quiero saber si la lluvia puede curar las heridas que dejaste una noche,
cuando vaya a saber porqué, el destino no separó.
¿No te das cuenta que ésta lágrima es por vos?
¿Que ésta angustia no es mía solamente?
Prefiero que cortes todo de cuajo, antes de continuar con esta incertidumbre
que carcome mis días, y al menos saber que si no te tendrés más será de una vez,
y no ilusionarme sin sentido.