viernes, septiembre 28, 2007

Extraños


Sin quererlo o sin darme cuenta el tiempo nos fue alejando, como si fuéramos extraños.
Casi de casualidad encontré una foto en la que nuestros sonrisas se unían y así también fui entendiendo este dolor que aparece en mi pecho, me oprime y quita el aire, dándome a entender que todo tiene un porqué, que es inútil que trate olvidarlo, que lo subestime o lo ignore.
Sos vos transformada en otra cosa.
Es tu recuerdo que sigue más presente que nunca, sin ganas de irse, que me aferra a tu amor, a tu mirada, a las palabras precisas para saber que es por eso que te quiero aún, más allá de las
tormentas, las lunas y los soles.
No puedo ver esa sierra porque me trae tu figura, que ahora está lejos, muy lejos.
Hubo un tiempo, sin tiempo. Sin horas, corridas o cierres de banco.
Un día con flores naciendo, con niños riendo, con labios unidos y manos calientes.
Hubo un tiempo, sin tiempo en que las diferencias comenzaron a abrir una zanja cada vez más grande y las paladas de tierra que tiraba para evitar la grieta fueron en vano.
Hubo un tiempo en que cerré los ojos, te di gracias y me lamenté al saber que no ibas a estar más a mi lado y tiré un beso al aire, para que llegue a tus labios.

Llamado


En vano esperó su llamado, que podría definir su futuro inmediato, pero también se dio cuenta que la ausencia del ring, le marcaba algo más que un "hola".
Se miró al espejo y no pudo detener la lágrima que surfeó por su mejilla hasta hacerse amarga en la boca.
Lejos estaba de ser alguien vencido, pero reconocía que tampoco le era ajena esa sensación de vacío, ahogo y soledad.
El primer sorbo lo bebió sin ganas, para olvidarse de todo, los restantes trajeron un montón de sensaciones, desde la alegría hasta la tristeza, pasando por la meloncolía y hasta el remordimiento y la bronca contenida.
En un flash se dio envuelto en un beso apasionado, en Piedras Blancas, con la naturaleza como única testigo, los pies en el agua y el sol sonriendo.
Extrañaba esa historia de compartir, se maldecía por algunas actitudes y se quedó dormido pensando que nuevos vientos estaban por empezar a soplar.
Perdido, así es como se sentía, con bronca por lo que es , pero con gratitud por lo que fue.
Ensayaba palabras en voz baja, casi siempre a modo de despedida, pero no era lo mismo, porque no tenía a sus ojos delante suyo y tenía el presentimiento que a ellos, nada podría ocultarle.
Puso música de la que solían escuchar y abrió la ventana para respirar el aire nuevo, ver el sol salir, soñar con otra mañana, pese a que su figura no iba a volver a estar entre las sábanas y le agradeció otra vez, como siempre.