lunes, julio 31, 2006

Poema


Siempre quise escribirte un poema. Tener esa capacidad de poder decirte cosas con un aire diferente.


Pero las metáforas no eran mis aliadas, mucho menos las conjugaciones de los verbos, o las comas inquietas, que parecen tener vida propia cada vez que pretendo dominarlas.


Adopté, no voy a negarlo, algunas posturas poéticas, pero morían casi en la gestación.


Sin saberlo asimilé los versos de Silvio, en noches de frío, de café y luz tenue, y comencé a desmenuzar sus punteos para poder tomar coraje.


Nada resultaba. Ni la compra de las "Rimas de Beckert", que solo sirvieron para ayudar a combatir el insomnio.


"Las flores al lado del camino...", era un comienzo sin final, una falsa alarma.Pero cómo poder decirte algo que suene más fuerte que tu mirada, que sea más convincente que tus caricias o más duradero que tus labios.


Es imposible, me convencí y sin más dejo de lado todo intento y te ofrezco una travesía sin rumbo fijo. Sin puertos, sin marineros, ni comandantes, solo las velas de nuestro impulso para surcar la mar, encontrar tesoros de placer y explicarle a quien quiera los fundamentos de la felicidad, que al fin y al cabo pude encontrar la noche en que juntamos nuestros pies desnudos, para abrir el alma y animarnos a vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escribiste un poema en cada instante compartido, en cada mirada y a cada momento...gracias!!