jueves, diciembre 27, 2007

Secreto


El secreto compartido, las verdades dichas sin tapujos, sin anestesia, bien pueden ser el inicio de algo más que interesante, por todo lo que significa en este momento de nuestras vidas, donde los problemas parecen caer del cielo y las soluciones son efímeras.
El taxi transita por una Buenos Aires nocturna que me hace ver luces en la letanía y me explican, en parte, este nuevo sentimiento, las sensaciones y las formas de tu forma.
Veo tus manos pequeñas, femeninas, y a la vez firmes, que demuestran fuerza y contención en cada abrazo, pero que también buscan otras igual de protectoras.
Y en ese oleaje de cosas busco y me busco como alguien que disfruta cada instante y te pido que vos también lo hagas, para poder estar plena, por lo menos en ese minuto.
Un "te quiero" de tu boca suena de una forma inexplicable, por todo lo que trae consigo y lo atrapo en mis manos y en mi corazón. Me apodero de él porque soy el destinatario y ahí es cuando creo entender que la apuesta no es en vano, que me sirve para decirte que mi corazón ve hacia adelante, no vuelve atrás.
Que el camino es uno y está bueno transitarlo de tu mano. Descubriendo nuevos senderos y muchos paisajes, quizás algunos ya conocidos, pero que junto a tu mirada tienen otra perspectiva.
Unite, dejate convencer en un beso, como si fuera la primera vez de muchas veces por venir.

miércoles, diciembre 12, 2007

Devenir

El devenir de los tiempos los había alejado por cuestiones de vida, proyectos y objetivos.
Volvieron a verse luego de un lapso de varios meses y casi sin darse cuenta se confesaron realidades, presentes, pasados y futuro. ¿Juntos tal vez?
En cada sonido de sus palabras él apreciaba el movimiento de sus labios y la reflexión de sus pensamientos.
Ella pensó que él le había dado una especie de "suero de la verdad" desde su sonrisa y su forma de hacerla reír a ella.
Había una línea invisible entre ambos por la cual giraban sus cuestiones personales y se desnudaban sus deseos, ganas y esperanzas, esas que hacen bien al alma y renuevan las necesidades y utopías.
¿Hasta qué punto uno puede merecer este presente, luego de andar por caminos pedregosos y confusos?
Todos sabemos que nada es sencillo, pero ambos vislumbraban que al lado del otro podía ser mucho más sencillo y placentero.
Sus manos se recorrieron casi en sumultáneo y las miradas confluyeron en un punto invisible del firmamento. Se congelaron y sin decirse nada se dijeron todo.
Pensaron casi lo mismo y así se quedaron dormidos, soñando el uno con el otro, pero abrazados.

viernes, diciembre 07, 2007

Galeón

Tengo un galeón que busca surcar nuevos mares en busca de otros horizontes, dejando atrás islas que ya he inspeccionado y en donde la naturaleza hizo su parte, pero en la que ya nada me retiene.
Soy un bucanero, un pirata, un navegante que roba sonrisas, miradas y besos por las noches, con la luna como testigo.
Planeo un abordaje, alistando las velas, dando un viraje a estribor, evitando encallar, pero con ganas de tenerte en mi cubierta, contemplando la quietud del mar.
Podría nombrarte miles de hazañas, desencuentros, victorias y derrotas, con una copa de vino como compañera y en el jugueteo de mis palabras te conquistaría para dejar mi bandera en tu corazón.
Sin embargo, vos tenés tus pertrechos bien alistados, también la experiencia que se necesita para evitar los ataques certeros. Tenés una prolija cartografía, que estudias a cada rato. No sos tan sencilla de conquistar.
Ahí, tal vez, radique parte de tu belleza, gran porción de mi interés por conquistarte, más allá de tu silueta de pirata y tu mirada entre tierna y defensiva.
En el mar del amor se pueden cometer miles de locuras. Yo soy un marinero que quiere poder dormir a tu lado, raptarte entre mis besos y que te sientas la mujer más amada de la tierra.
Hacia mi aventura, que sos vos con toda la carga de sorpresas que eso también conlleva, voy.
No le temo a las tempestades, ni a las grandes olas, ni siquiera a los tiburones.
Me brindo con coraje, con el tatuaje de mis ganas y al reto del destino.
Cierro los ojos. Te robo un beso y pongo proa al horizonte, que es todo nuestro.

martes, diciembre 04, 2007

Perfume


Olió el aroma de su perfume en el living vacío.
Se dejó llevar por la fragancia y al mismo tiempo se le vino a la mente un campo de flores silvestres, un día de sol de cualquier primavera.
Algo había en el ambiente.
Él lo registró, lo incorporó y se sintió a gusto.
Gozándolo, demenuzando cada momento y recordando a la vez todo lo que habían conversado, que tuvo varias aristas y miradas cómplices, casi de códigos no preestablecidos.
Muchas horas después seguía sintiendo el olor de su perfume, pero ahora acompañado de una sonrisa del juego que hacía su mano derecha con su pelo.
Descubrió facciones, trazos, vías en su rostro que habían pasado casi desapercibidas.
Un té fue el compañero ideal para la charla, mientras de fondo Ismael traía la esperanza, esa que ambos -por diferentes o similares caminos- buscaban, anhelaban.
La madrugada se fue escurriendo y ellos no se dieron cuenta. Estaban a gusto.
Preferían ese espacio de intimidad en medio de la noche, que cualquier otra cosa.
Las reflexiones fueron abriendo paso a las maneras que tenía cada uno para mostrarse al otro.
Hablaban como si se conocieran de toda la vida y apenas tenían algunos encuentros compartidos.
"Hablé mucho. Vos tenés el suero de la verdad que me hace ser así", le dijo ella y puso una mirada tan tierna que él vio reflejada una luna sobre el lago, en un bosque de quien sabe dónde.
Lo cierto era que la garganta de él estaba crujiente y sin demasiado margen para hacer de interlocutor, pero además le gustaba escucharla, porque de esa manera también la iba conociendo y recorría sus palabras como quien se interna por senderos sinuosos, excitantes y llenos de sorpresas.
"¿Qué estaría pasando?", se preguntó él. "¿Qué es esto?", pensó ella.
Interrogantes que la vida, como siempre, les ponía frente a frente, tal vez para que se dieran cuenta que el tren tiene un largo recorrido con diferentes paradas, que cada uno elige para subir o bajar, llegada la ocasión.
El taxi la alejó de allí y ella dejó un beso que el retribuyó con algo de timidez y mucho de actitud.
Sabían que no sería el último y en todo caso, si lo hubiera sido, ¿qué importaría?, fue mágico e irrepetible.
Él abrió nuevamente la puerta. Respiró profundo y el perfume de ella le recordó que siempre hay una nueva oportunidad, Otra esperanza a la que aferrarse, y por fin volvió a reír.

Empedrado


Sin demasiada forma.

Algo engañoso en los días de lluvia.

Travieso.
Te hace tropezar. Romper un zapato.

Doblarte un tobillo. Dar un insulto al aire.

Asimétrico, pero a la vez romántico.

Histórico y también moderno.

Testigo del tiempo.

Así es el empedrado, que bien puede equipararse a
la vida y a las diferentes formas en que ella se nos presenta.

Todo sería mucho más previsible si el asfalto dominara la escena, con esa misma previsibilidad que trae aparejado el aburrimiento y la falta de sorpresa.

Por eso elijo el empedrado, por sus incógnitas en cada paso, cuando uno siente que la planta del pie se adapta a un terreno inhóspito, desconocido, pero a la vez tiene ganas de explorar, como quien recorre los labios de una mujer, aprecia su mirada o siente el olor de su perfume, que deja una marca en el alma.

Alguna vez pregunté "¿asfalto o empedrado?" y obtuve como respuesta unos pies desnudos junto a los míos, un amanecer en cualquier lugar, la complicidad de una risa, de un dolor y de una alegría.

La vida está llena de oportunidades y en la mayoría de los casos tiene la forma inequívoca de un empedrado, que además nos hace darnos cuenta que estamos vivos, que sentimos, que creemos, que apostamos, pero que también nos mantiene alertas, sabiendo que en el momento en que menos lo pensemos un mal paso nos hará tropezar y caer de bruces, sin chances para colocar las manos y evitar un dolor.

Las utopías muchas veces son como los empedrados, por eso son tan importantes creer en ellas, "porque nada es imposible, sólo basta con proponérselo".