sábado, junio 16, 2007

Estrellas

Una noche de estrellas le pedía solamente.
Es susurros, casi sin voz, acercándose a su oído que muchas veces la había escuchado.
Se mordió el labio inferior y volvió a lamentar una nueva oportunidad perdida.
Volvería a intentarlo, se convenció y el tiempo sería testigo de su logro.
Cada vez que él escuchaba el pedido apelaba a evasivas y comenzaba a cambiarse para emprender la retirada de un combate sin ganadores ni vencidos.
Casi que se conocieron así. Sin tiempos, ni espacios, con sensaciones encontradas y el vértigo como compañero de ruta, pero ella quería echar anclas y pedía sólo una noche de estrellas.
En un descampado, la playa, las sierras o la gran ciudad, cualquier lado, pero a su lado, algo que no era posible y sus deseos chocaban una y otra vez con la realidad, sin anestesia y con una cicatriz en el alma que sangraba a cada paso, ante cada negativa.
Cerró la ventana que daba al norte, que reflejaba una noche con luces y sonidos que no registraba.
Evitó echarse toda la culpa, pero como sucede siempre, algo queda, algo daña, algo se aleja.

domingo, junio 03, 2007

Aroma


Le pidió un minuto de su mirada y entendió sin necesidad de palabras que algo estaba comenzando. Lo inexplicable, las cosquillas y las risas internas se multiplicaban en su ser, porque podía volver a ser quien fue.
Planeó muchas cosas. Sueños, realidades y también todo lo demás.
Se preguntó y respondió muchas hipótesis y entendió que no hacía falta continuar con eso, cuando sintió sus labios, su lengua abrazando la suya y se dio cuenta que lo que suponía, era en verdad una realidad.
Se dejó llevar. Quería ser una presa fácil de atrapar en ese juego de cazador-cazado.
Se miró al espejo y se vio bien, en plenitud, conforme con la imagen proyectada, aunque siempre "todo puede ser mejor".
"Aposté, intenté mil veces y ahora viene redonda. Disfrutá", se dijo más de una vez, al ver las sábanas arrugadas, producto de haber sido apretujadas en un momento sexual pleno, intenso, irrepetible.
Mientras tendía la cama el sol se coló por la ventana y le iluminó la sonrisa, la que hacía tiempo no podía mostrar por miedos, ausencias, y un corazón algo marchito.
Su taza había quedado con algo de café. La tomó entre sus manos y la olió, como tratando de sentir el aroma de ella, su perfume, su fragancia.
Hechó a reír y tiró un beso al aire. El mundo le estaba dando una nueva chance y no quería dejarla pasar.