sábado, septiembre 16, 2006

Sinceridad


La sinceridad a veces suele ser cruel.
Desnudar el alma es más riesgoso que sacarse la ropa.
Pero la juventud no mide consecuencias, actúa y pide a gritos más agua para saciar su sed
En algún punto de las vidas se muestran las miserias, pero también las enseñanzas, sean estas tristes o alegres.
Se puede crecer de mil maneras, desde el placer o la desilusión. Se dijo, casi como en un monólogo.
Pensó en un momento en querer dar el paso, abrir el corazón, aunque la duda acribillaba su base, mostraba inseguridades y acrecentaba las falencias.
Un traje prestado, una noche ideal de abril, fueron el condimento perfecto.
Un poco de alcohol y las bucólicas estrellas tramaron un guión no buscado.
No lo pudo evitar. No lo quiso evitar.
Fue a fondo, clavó el cuchillo, se jugó un pleno con la última ficha a disposición.
"No va más !", se escuchó por el pasillo y le confesó sus sentimientos, prólogo de una cicatriz.
Un beso al pasar, entre confusión y agradecimiento fue una respuesta inesperada a palabras que nunca llegaron.
La vio pasar en brazos de otro. No derramó lágrimas, aunque esperaba que alguien le comente qué número había salido, ya por una vez más había ganado la banca.
Comprendió algunos poemas e historias de amor, desilusión y esperanzas que cierta vez creyó haber leído.
Se había hecho hombre, y se dijo "qué se le va a hacer?".

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