martes, marzo 10, 2009

Necesidad

Desde hacía tiempo lo amaba en silencio, conformándose con esos momentos, minutos, tal vez, horas de un día que nunca llegaba a ser del todo completo, pero que al mismo tiempo la llenaban de satisfacciones y sensaciones que con el correr de los años la transformarían, aunque no solo a ella.
Muchas veces sintió la necesidad de decirle lo que le pasaba. Gritárselo en la cara, aunque muy bien no sabía si eso que sentía era tan fuerte como para abandonar la posición que tenía en su vida.
Fue su partida la que supuso un panorama completamente diferente.
Lo perdía para siempre, se dijo, y maldijo a la vida, al amor y se enfureció consigo misma.
Los días posteriores fueron poco entendibles, aunque sabía que algo -fuera de lo común- le estaba pasando.
El hecho de no verlo, de saberlo lejos, supuso un alivio, pese a que como se dice comunmente, la procesión iba por dentro.
Apenas algún llamado aislado o un mensaje al pasar la hacía sentirse parte de su vida, aunque más no sea por un rato. Se conformaba.
Llegó a pensar en él mientras otro sudor compartía sus sábanas y cayó finalmente en la cuenta que el tiempo no cura todas las heridas.
Ahora lo veía emocionarse con lo que el estaba contando. De sus días en silencio, sus horas sin minutos y el ahogo contenido.
Sabía qué quería y con quien. Ella esperó su tiempo. Su momento. Era éste y no lo iba a dejar pasar. Lo besó y se amaron una vez más.

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