jueves, marzo 05, 2009

Cicatrices

Había dormido plácidamente. Se podría decir que como hacía tiempo no lo hacía y eso lo sorprendió. Por varios factores que aún no tenía ganas de analizar, pero le hacía bien.
Tenía toda la cama para él. Dos almohadas, la sábana de colores y un cubrecama color crema.
El ambiente era apacible y un rayo de sol -si es que el día no estaba gris- lo acariciaba cada mañana por la ventana.
Cierto es que faltaban algunos detalles como las mesas de luz, por ahora con improvisadas banquetas en esa función, pero nada porque preocuparse.
Se desperezó. Remoloneó. Vió que en su cuerpo no faltaba nada y que algunas partes tenían, casi, vida propia, y esbozó una sonrisa cómplice.
Tenía ganas de tomarse un día para él, hacer lo que su deseo le dictase, sin rendir cuentas con nadie, aunque a decir verdad, hacía tiempo que no lo hacía y se sentía muy bien con eso.
Abrió la ducha y dejó que el agua corra por su cuerpo y se dio cuenta que la cabeza comenzaba a transmitirle pensamientos, imágenes, rostros y voces.
Algunas cosas no las entendía y de otras se alegraba profundamente. Una carcajada inundó el baño mientras el jabón lo embadurnaba de espuma.
Cantó una estrofa de adolescencia, de esas que se cantaban en los fogones, y si bien se observó en el empañado espejo, las arrugas le indicaban que ya no tenía 17 años y volvió a sentirse bien con el reflejo, con la mirada, las canas y hasta las cicatrices.
Al fin y al cabo de eso estamos hechos, de cicatrices. De las que se ven y de las que no, aquellas que oculta el alma y sólo muestra en determinadas circunstancias, cuando el amor o el dolor así lo requieran.
Buscó un toallón y no se secó, sino que dejó esa tarea para una ráfaga de aire cálido que entró por la puerta entreabierta.
Desnudo en su departamento, volvió a reír y al mismo tiempo la voz de Raly Barrionuevo le decía desde el parlante que "...de la montaña es el viento...y el agüacero es el verbo que le da de beber".
Él estaba buscando una fresca alborada, se dio cuenta en ese instante,el mismo en el que fue feliz.

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