martes, octubre 23, 2007

Sabelo


Te conocí una noche especial, con música que mucho no entendí. Vos eras una estrella de rock. Lo demás se fue dando solo.
La complicidad, las charlas algo abstractas por momentos y los grandes temas de la humanidad.
Tus cargadas, las risas y las caras largas, pero nunca entre nosotros, aunque luego comprendí que no podía ser todo siempre risas, chanzas y jolgorio.

Tocaste la guitarra, te acompañé en los bongó.
Tomaste el pincel y ayudaste en esa maltrecha pared.
Hasta el hacer agujeritos era un momento único e irrepetible.
Por momentos tenés la mirada triste, pero también la palabra justa. En otros el brillo se apodera de todo tu ser.
Me enseñaste a medir el tiempo, a calmar ansiedades y a saber que a veces no todo depende de nosotros.
Deberías escucharte y comprenderías lo maravilloso que es tu pensamiento en ese instante y que loco parece todo también, ya que a veces nos sentimos ahogados, sin fuerzas, y no nos damos la opción de mirar por encima de la pared que la vida nos pone en el horizonte.
El sol es tu guía. Vos podés y me lo demostraste con tus ganas, con saber superar adversidades y apostar en positivo, pese a que en ocasiones nos agobie el presente.
¿Te acordás la rosa que te regalé para tu cumple? Sigue floreciendo en cada sonrisa tuya. Sabelo.

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