viernes, enero 25, 2008

Estallido

Oyó una vez más su carcajada, su sello distintivo y volvió a preguntarse ¿qué era eso que lo hacía rejuvenecer, sentirse un adolescente que retorna a la secundaria en busca de amores primerizos y travesuras de recreos?
Ella reía y él estallaba. Juraría que era feliz, que millones de células se movilizaban en un único sentido y él se permitió esa sensación, pese a todo.

Debajo de la palma de la mano pueden tomarse millones de cosas y escribir miles de poemas, pero los trazos deben ser guiados por un sentimiento, una razón de ser...un destino.
En algún punto del planeta pensó en haber encontrado un camino, ella que había tenido las estrellas como techo en sus crudas noches de cinco manzanas.
Luego de tantas frustraciones y desesperanzas, quería ganar una vez, tener el horizonte clarificado, y lo podía conseguir.
Para ella él era como la apertura de una represa, una catarata de sensaciones, y no tenía tapujos en decírselo, en buscar esa complicidad, la confianza y el respeto, eje de todo su existir.
A cualquier hora, de cualquier día y lugar, se llamaban y comenzaba una historia íntima en busca de un momento de felicidad, esa que la vida le había negado a ella y le devolvió una sonrisa a él.

No hay comentarios.: