miércoles, septiembre 26, 2018

Madrugada



"Sin decirme una palabra, ella me acompaña con el corazón...", escuchó desde la computadora que irremediablemente lo puso en situación y pensó en ella que estaba ahí, a unos metros también transmitiendo esas sensaciones que permiten a cualquier hombre sentirse un domador de leones, un trapecista de alturas increíbles o solo un tipo con suerte.
Cada palabra suya, incluso los retos, tienen ese halo de amor que todo lo transforma y él sabía que en las noches, el beso era la mejor manera de esperar el amanecer.
Alguna vez la cruzó en una noche de invierno, como la de hoy, con un tapado acompañándola y esa sonrisa que hace salir al sol en cada madrugada.
Aún en la actualidad siente en su interior la hermosa vivencia de complicidad, de acompañar un camino que terminó siendo tan sinuoso como excitante y placentero.
"Qué tenés que hacer en los próximos años?", fue la pregunta que muchas veces él le dijo, y ella como si fuera un libreto, pero escrito con el corazón, le respondió siempre: "estar a tu lado y amarte", y él también entendió que ya nada más necesitaba que su mano.
Bien podía ahora enfrentar a supuestos fantasmas, recorrer infinitos lugares o simplemente esperar la mañana, ver el sol por la ventana y despertarla con un beso y un "buenos días".

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