miércoles, febrero 18, 2009

Piel


Necesitaba eso, tocar su mano y sentir su piel para poder entender que todo aquello que hablaron, se dijeron y se confirmaron era así, real y firme.
Tal vez sin la misma pigmentación, el paso del tiempo, la huella el sol y hasta el ADN y sus raíces.
Sin embargo, era algo más que una sensación y una cuestión de piel. Era saber qué varios puntos en común tenían ambos, como si fueran dos, pero unidos por algún elemento no descifrado, y así se entendieron.
En este tiempo conversaron de miles de cosas, de las profundas, de las banales y de las soeces, teniendo una sonrisa a mano y una complicidad a flor de piel y por eso sabían que las situaciones que armaban eras por demás atractivas y buscaban afianzalas. Como ahora, cuando él le toma la mano, la mira a los ojos y antes de decirle algo le da una risa "giocondesa" para agradecerle su presencia, su palabra y su piel. La misma que él sintió en algún sueño y hoy era realidad.

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