sábado, junio 16, 2007

Estrellas

Una noche de estrellas le pedía solamente.
Es susurros, casi sin voz, acercándose a su oído que muchas veces la había escuchado.
Se mordió el labio inferior y volvió a lamentar una nueva oportunidad perdida.
Volvería a intentarlo, se convenció y el tiempo sería testigo de su logro.
Cada vez que él escuchaba el pedido apelaba a evasivas y comenzaba a cambiarse para emprender la retirada de un combate sin ganadores ni vencidos.
Casi que se conocieron así. Sin tiempos, ni espacios, con sensaciones encontradas y el vértigo como compañero de ruta, pero ella quería echar anclas y pedía sólo una noche de estrellas.
En un descampado, la playa, las sierras o la gran ciudad, cualquier lado, pero a su lado, algo que no era posible y sus deseos chocaban una y otra vez con la realidad, sin anestesia y con una cicatriz en el alma que sangraba a cada paso, ante cada negativa.
Cerró la ventana que daba al norte, que reflejaba una noche con luces y sonidos que no registraba.
Evitó echarse toda la culpa, pero como sucede siempre, algo queda, algo daña, algo se aleja.

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